martes, 31 de marzo de 2020

#YoMeQuedoEnCasa ¿Acaso no confiáis?


Estoy desanimada, ya no me sostengo, lo noto mucho en el ánimo. Entonces en un afán por informarme oigo continuamente la radio.
Algunos testimonios de gente corriente explican que se encuentran bien y entre sus claves está no ver la televisión. Psicólogos y psiquiatras confirman que después de quince días llega el sentimiento de desánimo por este encierro y hay que asumirlo con naturalidad.
Me resisto a pensar que solo se puede aceptar esta situación.
Hoy a las seis, Francisco convocaba al mundo en oración y hago todo lo posible por escucharle. Relata el evangelio de San Marcos, ese que dice que Jesús estaba tranquilamente dormido y la barca zozobrando mar adentro. Entonces los apóstoles le despiertan, diciendo que se van a la deriva. El Maestro les increpa: ¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Acaso no confiáis?
Esa pregunta fue directa a mi corazón.
Aceptar que en esta situación de pandemia, de muerte, de dolor, el hombre  tiene la última palabra me cuesta creerlo. La humanidad está pensando en la vacuna, en el aislamiento, en los equipos de protección individual, en los respiradores pero hay algo que hoy el Papa me ha invitado a mí: deja subir a Jesucristo a tu barca zozobrada.



miércoles, 25 de marzo de 2020

#YoMeQuedoEnCasa Trabajo con #pymes y #autónomos


Cuando te llama por segunda vez tu jefe al final de la tarde un viernes, en estas circunstancias, no me extrañó. Por eso rápidamente cogí la llamada.
Después de un cordial saludo fue directo para comentarme que pasaba a ERTE: ”te agradezco tu trabajo María Jesús pero en estos momentos no puedo hacer otra cosa”.
La verdad es que fue una conversación corta, muy corta, en la que me señaló que pasaba a cobrar un treinta por ciento menos. Asentí en todo, no tenía preguntas y me invitó a llamarle la semana siguiente, por si tenía cualquier duda.
En general, tenemos un jefe razonable con el que puedo decir que su frase favorita es: “espero que no solo vengas con un problema sino también con la solución”.
Esta forma de trabajar me ha hecho crecer porque a menudo mi trabajo, como el de muchos, es un verdadero encaje de bolillos, de escucha, de negociación, de tener mira larga….
Estos días me he acordado de muchos empresarios que han tenido que comunicar a sus trabajadores esta misma decisión que tomaron conmigo.
Trabajo con #pymes y #autónomos con una plantilla pequeña de trabajadores, empresarios que trabajan siete de siete días, empresarios que estos días no tienen liquidez, empresarios que han ido al banco y están pendientes de que valoren su solvencia para acceder a un crédito, empresarios que para cobrar tendrán que judicializar la situación .
Trabajo con #pymes y #autónomos que tienen empleados de hace muchos años y que conocen las circunstancias familiares de su equipo, empresarios que al estar sus compañeros en ERTE ahora están en la primera línea de la gestión dejando a un lado la actividad comercial propiamente dicha que sin duda es la que da de comer.
Trabajo con #pymes y #autónomos que además de pilotar sus empresas son capaces con absoluta generosidad de liderar la presidencia de una asociación empresarial que está sosteniendo la base de la negociación institucional con el gobierno, clave en este momento actual para conseguir medidas de apoyo a los distintos sectores de actividad.
Trabajo con #pymes y #autónomos que saben que algunos aprovecharán con absoluta impunidad este rio revuelto y tendrán  a sus trabajadores en ERTE pero tele-trabajando pensando erróneamente que esta situación está exenta de cualquier tipo de control por parte de la administración.
Trabajo con #pymes y #autónomos que tienen altura de miras y que están pensando en anticiparse para volver a empezar, confiar y pelear cuando todo esta situación provocada por la crisis del #coronavirus normalice la actividad económica.
Sirvan estas líneas no solo para poner en papel lo que todos vivimos sino también para ser generosos y que nuestros gestos puedan contribuir a recuperar la empresa en general y la PYME en particular de nuestra querida nación, #España.



martes, 24 de marzo de 2020

#YoMeQuedoEnCasa Son buenos tiempos


Estoy escribiendo  en el cuaderno que tenía previsto para retomar mi trabajo el lunes. Después de una semana de locos, de consultas, dudas, atenciones, incertezas,… me había organizado mi trabajo.
En aras a una  mejor gestión había decidido dividir en diferentes apartados toda la información acumulada de las diferentes tareas realizadas. No me ha hecho falta, el viernes por la tarde me comunicaron que pasaba  a ERTE.
Sin embargo mi reunión semanal con los chicos no está en ERTE ni en cese de actividad.
La preparación de la misma  no fue fácil. Solicité a todos su correo para mandarle una invitación por hangout y que se fueran conectando este domingo a las seis de la tarde. El éxito fue tan rotundo que unos cuantos se quedaron fuera porque el sistema no lo permitió.
Algunos chicos y chicas  no habían utilizado este medio y estaban ilusionados y  contentos de verse unos a otros.
Hablamos de muchas cosas y después de desahogarse les plantee que oportunidades les brindaba esta situación nueva. Algunas respuestas fueron sorprendentes en adolescentes de trece y catorce años: puedo estar más tiempo con mis padres porque les veo poco habitualmente, puedo jugar con mis hermanos a juegos de mesa, puedo…
Son buenos tiempos para dedicarle toda una mañana a cocinar  verduras cortadas con esmero  y cuidado.
Son buenos tiempos para establecer un diálogo valiente con los hijos sobre la vida pero también sobre la muerte, recordando que somos peregrinos y desde esa  mirada  vivir la vida intensamente también, en medio de una pandemia.
Son buenos tiempos para abrazar a los hijos y decirles sonriendo “nos estamos saltando el contagio social”.
Son buenos tiempos para hacer una tarta  de galletas con chocolate y condurarla en varias veces saboreando ese momento como si no hubiera mañana.
Son buenos tiempos para apagar la  televisión y utilizar una película y convocarnos a todos en medio de una cena frugal justificada por la falta de actividad sin queja ni lamentos.
Son buenos tiempos para sacar la mesa y las sillas del salón y hacer una tabla de ejercicios de YouTube  que tu hija te ha buscado después de una selección previa considerándolo apto para toda la familia.
Son buenos tiempos para saludar al vecino de abajo que ni siquiera le conocías y que cada mañana sale en pijama a fumar el primer cigarrillo antes de encarar el día.
Son buenos tiempos para limpiar la casa entre todos, cada uno con su habilidad y  disponibilidad y romper así el sábado para dejar apartadas las tareas académicas y atosigantes de los profes durante la semana.
Son buenos tiempos para no dejarse llevar solo por el miedo, el dolor y la tristeza de las imágenes de la televisión y racionar la información optando por medios más amables como la radio o la prensa digital.
Son buenos tiempos para aplaudir a los ocho puntuales a los sanitarios, a las fuerzas armadas y a todos los que tratamos de mantenernos firmes y con esperanza en medio de esta epidemia.
#YoMeQuedoEnCasa