lunes, 10 de junio de 2019

Un fuerte abrazo


Queridísima Nati,
Sirvan estas líneas para hacerte un homenaje, después de conocer la noticia de tu fallecimiento.
He tenido la gran suerte de tratarte por tu contacto con la asociación de esteticistas de Valladolid, integrada en la Confederación Vallisoletana de Empresarios.
Desde el principio has dado un paso al frente para colaborar todo lo que has podido.
Recuerdo momentos muy gratos en el I.E.S. Ramón y Cajal  hablando a las futuras profesionales de la estética y la imagen personal de tu experiencia de vida. Allí conocí datos de tu biografía que me conmovieron. Querías ser actriz de teatro y, de hecho, te iniciaste pero al comprender que aquello no te permitía vivir, decidiste estudiar esta profesión que te ofrecía estar en contacto con los actores por el gesto del maquillaje.
Recuerdo la gran cantidad de imágenes que proyectabas en el aula con distintos trabajos, con grandes actores y actrices del Coro Lírico del Teatro Calderón y, en la actualidad, en One Peluquerías donde tenías tu cabina desde hace más de 30 años.
En aquella charla transmitías a las alumnas la importancia de la constancia, de la fortaleza y la formación continua. Creías tanto en todo esto, que en este mes de marzo te formabas en un curso promovido por la asociación.
Recuerdo conversaciones animosas donde me exponías tu punto de vista sobre la conciliación de la vida personal y familiar y apuntabas que gracias a tu marido, Raúl, habías podido disfrutar y dedicar mucho tiempo a tu trabajo y tener disponibilidad para viajar a eventos mundiales.
Además me hablabas de tus hijos, causantes de tu continuo estudio del inglés y por los que sentías una gran admiración.
Tu hija, Irene ,desde pequeñita, brillante, estudió el bachiller fuera de España y consiguió una beca para acabar en una universidad americana, donde en la actualidad vive y desarrolla su actividad con prestigio.
Tu hijo, Pablo, también con una gran formación, rápidamente ha despegado profesionalmente por el mundo.
Has acudido a nuestras reuniones de los primeros lunes de mes con constancia, aportando y has asumido con generosidad la presidencia durante un año largo, con el objeto de dar continuidad a este movimiento asociativo en un momento complicado.
He podido hablar contigo desde el hospital. Me has contado con naturalidad lo que te pasaba y me transmitías tu ánimo y valentía, incluso me insistías en que lo trasladara a la asociación en la próxima reunión, cosa que he hecho diligentemente.
Te plantee ir a verte. Realmente el trato contigo me ha hecho tenerte un gran cariño y quizás en mi interior pensaba que pronto te podías despedir. Me decías que estabas bien acompañada, que había venido tu hija y tu gran familia de hermanos hacían turnos para atenderte en este duro trance.
Bueno Nati, me alegra mucho haberte conocido y compartir vida contigo.